Conclusión
La relación entre el individuo y los medios está íntimamente ligada a los valores que tenemos como sociedad y a la forma que también tenemos de relacionarnos y comunicarnos con el otro. No puede haber una relación más equitativa entre Emisor y Receptor si no hay una sociedad más justa en referencia a las opciones de acceso a la información, contenidos y normas estatales a favor de la participación de los ciudadanos.
Los medios de comunicación no son más que el reflejo de las exigencias de la sociedad y eso nos hace en parte responsables de los contenidos que decidimos consumir. La base de absolutamente todo enriquecimiento cultural es, fue y será la educación. Sin embargo, para que la misma pueda desarrollarse y ser llevaba a cabo de manera correcta hay que dotarla de recursos necesarios y fundamentales y a su vez, adaptar el sistema educativo a las nuevas exigencias y características de la época.
Como plantea el Licenciado en Filosofía y Letras Gabriel Jaime Pérez, docente de Ética profesional en la Carrera de Comunicación Social de la Universidad Javeriana (Sede Cali – Colombia) en el artículo Ética y comunicación en la perspectiva de los derechos humanos9 de la revista Signo y Pensamiento:
“En este marco de los derechos humanos, que tienen un trasfondo axiológico en términos de valores universales, la realización efectiva del derecho a la comunicación - como todos los demás reconocidos en la teoría, pero aún no suficientemente logrados en la práctica - es un reto vigente respecto a los procesos y medios de información, de opinión y de expresión, especialmente significativo y problemático en el campo de
las llamadas “nuevas tecnologías”, características de la “era digital” telematizada y globalizada en el mundo contemporáneo.”
Un propuesta a ser llevada a cabo sería la de redefinir conceptos relacionados a la ética mencionada y al uso de las nuevas herramientas tecnológicas desde temprana edad, en función de que el individuo desarrolle valores personales y particulares, pero con una real conciencia de los derechos propios y ajenos.
De esta manera se elevaría el nivel de contenido de las audiencias, lo que llevaría naturalmente a una exigencia mayor sobre los contenidos ofrecidos por los medios y también repercutiría en el desarrollo de una visión de la realidad más amplia y objetiva; a pesar de que los medios reflejen a la perfección la realidad, no siempre la información va a ser un sinónimo de conocimiento.
En consecuencia, habría menos estigmas en la sociedad y una aceptación más fluida entre individuos, al igual que entre las distintas miradas sobre los hechos y la información.
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